EL LIBRO DE LOS ROSTROS

«Llevaba tiempo dándole vueltas. A lo mejor, a través de Facebook me resultaba más fácil relacionarme con la gente. ¿Y si me convertía en una persona diferente, con un nombre inventado? Sería como empezar de cero, al menos en internet. Entonces me pareció una idea brillante. Pero ahora pienso en lo que hice y lo veo como lo que realmente fue: una gran estupidez.»

Ser otra persona en internet parece un juego. Así que, si no te gusta quien eres, ¿por qué no inventar un personaje? ¿Por qué no inventar la persona que realmente quieres ser? Puede ser algo fácil, divertido, sin consecuencias. Pero internet no es algo diferente de la vida real: los dedos que pulsan las teclas son dedos humanos, con personas de verdad detrás, con rostros. Y con vidas que pueden enredarse con la tuya, para bien… o para mal.