LA VIDA A TRAVÉS DE LAS REDES O DE LAS PALABRAS
La comunicación entre los adolescentes de hoy en día es mínima cara a cara, y en cambio vía WhatsApp, Instagram y otras redes sociales son capaces de tener conversaciones de horas. Entiendo que los tiempos han cambiado y es mucho más fácil decir cualquier cosa a través de una pantalla que cara a cara, pero con esto se están perdiendo valores importantísimos como el mirarse a los ojos, el ser valiente y afrontar las cosas personalmente, con la persona delante y enfocando un diálogo. No podemos perder la relación personal que es lo que marca la esencia de las relaciones, ni decir según qué cosas a través de la red. Un tono de voz, una mirada, una sonrisa, no se pueden cambiar por un emoticono. No es lo mismo. Y en la relación laboral pasa exactamente igual, el e-mail soluciona esas conversaciones pesadas, o incomodas que antes sólo eran posibles dando la cara, y con las que conseguías mucho más que con un mail frío, pero la mayoría de gente no sale de su zona de confort, va a lo fácil, y en la vida no son siempre las cosas fáciles, y estamos educando a generaciones donde lo difícil se evita, y hacen oídos sordos y siguen adelante. Deberíamos encontrar ese punto medio, y es algo educacional, como la mayoría de las cosas, pero también hace falta actitud, y con los adolescentes todavía veo, personalmente, que puedo inculcar alguna cosa, que no lo tengo todo perdido, pero con los ya grandecitos y que están dentro del sistema laboral, es casi imposible, y además una verdadera pena que no sepan valorar lo que es realmente comunicarse.
Sin embargo las redes tienen muchas cosas buenas: puedes recuperar amigos de la infancia, que a mí me ha hecho mucha ilusión, tener contacto con gente que está lejos y sentirla al lado, o incluso enamorarte. Además de que es una manera de mantener la palabra escrita, como antes eran las cartas. Un tweet o un Whats, es más corto, pero muchos escriben publicaciones en Facebook o blogs, que dan vida a recuperar la palabra escrita, que no es un camino malo de recuperar. Todo tiene sus pros y contras, y encontrar la justa medida es lo más complicado, pero se puede, y desde mi forma de ver, se debe.
Francesc Miralles y Javier Ruescas escribieron PULSACIONES, publicado por SM (castellano) / Cruïlla (catalán), un libro juvenil con ya ocho ediciones en el mercado y que la gracia del mismo es que todo son mensajes de WhatsApp, a través de un programa llamado Heartbits, donde vives las historias de los distintos personajes. Igual que en LATIDOS, que repiten fórmula con la historia de Remo y Carol que se conocen en el aeropuerto, donde ven clarísimamente que conectan, pero uno se va a Japón y el otro a Los Ángeles. ¿Qué puede pasar entre dos desconocidos que hacen clic pero cada uno va a una parte de mundo diferente? Cada vez que reciben un mensaje en Heartbits, su corazón empieza a latir de forma diferente. ¿Es amor? ¿Se pueden ir conociendo des de la distancia sólo viendo lo que cada uno cuelga en Heartbits o en las entradas que hacen en el Blogbits? Una experiencia que el lector adolescente se sentirá más que identificado y que yo como madre, he leído de un tirón y enganchada a esta historia que en el fondo es una forma de comunicarse a través de las palabras, que si no debería ser la única, a mí también me parece maravillosa, porque escribir es una forma más de expresar las emociones, y esto con la maestría de Miralles y Ruescas, hace que este libro tenga un sentido especial. Lo único malo del libro es que se te hace corto y te dura sólo unas horas, es una lectura adictiva y rápida, por lo tanto, ideal para los adolescentes durante el verano, y ya aviso que quien no haya leído PULSACIONES todavía, que vaya a la librería y que compre los dos, sin ningún tipo de duda, porque van a querer más seguro.