El efecto Guardiola.
Este año no lo hemos logrado, el Barça no ha conseguido estar en la final de la Champions, pero ha llegado a semis, no podremos ganar la liga pero hemos estado allí luchando, trabajando hasta la recta final, y quedaremos segundos con dignidad, fieles a un juego bonito, brillante, y no cobarde. Nunca hubiera imaginado antes que los culés se quedasen en el campo aplaudiendo al equipo, coreando nuestro himno, después de dos derrotas de esas que duelen de verdad, y esto es lo que nos ha enseñado Pep, ESTE es uno de los efectos Guardiola. No sólo ha inculcado trabajo, respeto, y una manera única de practicar futbol, sino también ha sabido cómo cambiar el chip a un público que siempre ha sido más bien seco, poco animador y muy crítico. Viendo las derrotas del Barça, he podido compararlas con lo que pasa con muchos libros, me explico: no siempre los mejores, los más brillantes, los que escriben mejor, consiguen ser los más vendidos, y eso es tan injusto como que este año el Barça no consiga, de nuevo, los dos títulos grandes, porque siendo mejores, y jugando un fútbol valiente deberíamos haber estado allí. Sé que la fustración de los futbolistas debe de ser muy distinta a la de los escritores, ellos ganan mucho dinero por hacer lo que les gusta, y los autores hacen lo que les gusta sacrificando muchas veces horas de sueño, y para ganar muy poco, pero este sería otro debate por el que luchar. De lo que no hay duda, es que uno de los efectos Guardiola es que hemos de aprender a ser autocríticos, a no culpar al vecino de nuestros errores y aprender que en la vida, hasta los mejores, pueden perder. Mi hijo no ha visto casi perder a este Barça, y os confieso que no sé cuál de los dos, si él o yo, estábamos más tristes tras las dos derrotas, pero uno de los efectos Guardiola ha sido que los valores que él ha impuesto a sus jugadores, que él se ha impuesto a sí mismo, los hemos visto todos en directo, a la práctica y no en la teoría, y hasta los pequeños de la casa los han interiorizado. Han visto que Messi, el mejor del mundo por ahora, puede fallar un penalti, pero no toca otra que levantar la cabeza, y seguir trabajando, para continuar adelante, porque siempre se puede mejorar, aunque hayas demostrado con creces que eres el mejor. Hoy estás arriba y mañana abajo, la vida es así de dura y cruel, y lo mismo pasa en nuestro mundo, hoy eres un superventas pero puedes dejar de serlo. Nadie es ni tan bueno ni tan malo, pero la gente juzga sin ver la repercusión que esto puede tener en quien la recibe. Lástima que los escritores no tengan tantos seguidores como un equipo de fútbol, otro gallo cantaría, pero sí que muchas veces un libro depende de tantas cosas externas, que si falta esa pizca de suerte, que también falto al Barça esta semana, parece que el trabajo hecho no haya servido para nada, pero no es cierto, el poso queda, y el camino es largo. Nos toca seguir con la cabeza alta siempre. Así lo concluimos en El efecto Guardiola de Álex Martín, y en otras publicaciones sobre la metodología de coaching y motivación de Pep, como Fórmula Barça de Ricard Torquemada, Éxito de Gabriel García de Oro y Jordi Urbea o Liderazgo Guardiola, Mourinho versus Guardiola y Los mosqueteros de Guardiola de Juan Carlos Cubeiro y Leonor Gallardo.
Pero Madame Cazalibros no entiende de fútbol ni de deporte, Bruno, así que mi recomendación de hoy va ser una novela de aventuras, dónde el deporte podría decirse que eran la espadas. LOS TRES MOSQUETEROS de Alejandro Dumas. Muy recomendable a pesar que hayáis visto las diversas versiones en cine.