Blog de Bruno

Ya han pasado estas fiestas atípicas. Todos hemos hecho lo que hemos podido para mantener esta difícil balanza de cuidarnos y cuidar a los demás sin que nadie muera de pena, de prevenir sin volvernos majaretas, e intentar no perder la ilusión por nada, aunque, a mí, se me ha hecho complicado. Ayer, en el día de reyes, poder ver las caritas de los niños con esa ilusión de siempre, ha sido una de las pocas cosas buenas de estas Navidades tan extrañas. Ellos saben que hay un virus, pero creen en la magia y en que esta puede con todo, y así debe ser. ¡Cómo me gustaría volver a ser niña y seguir viviendo en este mundo fantástico! Esta magia puede ser sostenida por los libros, que a través de sus páginas nos permiten hundirnos en sus mundos fantásticos y nos permiten vivir las diferentes aventuras de los personajes con los que más podemos identificarnos e incluso con los que no. ¿Qué haríamos sin libros? No me lo imagino, y ellos han sido, de nuevo, los que me han hecho volver al trabajo con ganas e ilusión.

Ayer, María Barbal, autora de la agencia, a la cual admiro desde que leí Pedra de Tartera en el colegio, ganó el premio Josep Pla con la novela Tàndem, que será publicada el próximo día 3 de febrero, y la cual es maravillosa. Es una novela que nos habla de la felicidad, y como sus dos protagonistas deben deshacerse de todo lo que los tiene atrapados, y recuperar su espontaneidad para poder quererse a ellos mismos y conquistar la alegría del presente. Los protagonistas se dan cuenta de que pueden mirar al mundo de una manera diferente y concederse esa oportunidad para vivir plenamente al decidir recomenzar y pedalear juntos formando un tándem. Una historia absolutamente magnifica, humana y una de las mejores novelas que he leído en mucho tiempo.

Hemos empezado el año fuertes, con el pie derecho, y con un premio como el Josep Pla, de prestigio, recibido por una gran autora, así que cruzo los dedos fuerte para que lo que ha empezado bien, acabe igual, o mejor.

Nos despedimos del 2020, un año terrible, ya que empezó con una pérdida familiar que nos afectó mucho a todos; mi suegra, la abuela de Gerard, de quien hubimos de despedirnos antes de que la durmieran para siempre. Aquella despedida entre abuela y nieto no la olvidaré nunca, la llevo tatuada en el corazón, y todavía lloro cada vez que la recuerdo. Perdíamos a alguien importante, después de un año difícil de una enfermedad larga y sabiendo que tenía un final próximo, acababa una etapa dura y nos quedamos con el dolor, que se fue transformando en un recuerdo, un recuerdo que todavía hace daño, al menos a mí. Con el fin de una etapa dolorosa, para ella y para nosotros, parecía que podríamos recuperar la normalidad en poco tiempo, pero ese periodo duró poco, porque el marzo llegó la pandemia, la cual todavía estamos viviendo y que cambió completamente nuestras vidas.

Por todos estos motivos yo hubiera eliminado este 2020 del mapa, sino fuera porque ha sido un tiempo de aprendizaje para una sociedad que estaba y está enferma. Nos hemos dado cuenta que lo urgente no es lo importante, que las cosas pequeñas y cotidianas son las más valiosas, que los abrazos, los besos y la relación con la gente es más necesaria de lo que creemos, en definitiva, que nos necesitamos. Es por eso por lo que no borraría del todo este año maldito y tengo la esperanza que todos nos hemos quedado con algo positivo de un 2020 terrible, que nos hará más buenas personas, o eso espero.

Los libros nos han ayudado más que nunca, no he dejado de decirlo, por este motivo quiero terminar este último blog del año agradeciendo a los editores, libreros, distribuidores, lectores y todos los que formamos parte de la cadena del libro, que no han dejado de creer en que los libros pueden con todo, y que hayan seguido trabajando y luchando por la cultura. No ha sido ni será fácil, pero las historias nos han mantenido vivos, los ensayos nos han dado vías alternativas para encarar momentos que no esperábamos vivir nunca y nos hemos reinventado con la tecnología, aliándonos a ella y viendo que son dos mundos compatibles, no rivales, donde, además, juntos suman. Lo hemos visto claramente con nuestro gran best-seller, IKIGAI de Francesc Miralles y Hèctor Garcia, que después de traducirse a 60 lenguas, y ser número 1 de ventas en muchos países, ahora los autores han decidido crear el curso IKIGAI: descubre y potencia tu propósito vital en 8 semanas para dar una herramienta más a aquellos lectores que quieren ver y vivir este nuevo mundo que se nos presenta de la mejor manera posible. Lo recomiendo con la misma pasión con la que recomiendo el libro, porque después de un año como este, todos tenemos preguntas que parecen no tener respuesta: ¿Cuál es mi misión en este mundo? ¿Cómo puedo potenciar mi talento para procurar vivir de lo que quiero? ¿Cómo hacer de mi propósito vital el centro de mi existencia? La respuesta a todas las preguntas es lo que los japoneses denominan IKIGAI, y en este curso las puedes encontrar de la mano de estos dos autores. Aquí os dejamos el enlace para inscribiros: https://t.co/8NbdtFPm6h?amp=1

Deseo que el 2021 sea un año lleno de salud, de recuperación y de reencontrarse a si mismo, dónde la pausa y la reflexión del 2020 nos haya hecho pensar y decidir que podemos ser felices en nuestro día a día, porque la felicidad no deja de ser los pequeños momentos diarios de alegría. Vamos a por ellos sin pensárnoslo demasiado, porque nos lo merecemos. 

¡Feliz año 2021!

Me encantaba mi ciudad. Era una ciudad alegre, llena de luz y de gente, moderna, cosmopolita, para mí una de las más bonitas del mundo, pero un 13 de marzo se silenció todo. Llegó un virus que nos obligó a quedarnos en casa y la ciudad se durmió. Durante esos meses crecieron los árboles, hubo menos polución, los pájaros hicieron suya la ciudad y se acercaban a los balcones sin miedo, quizás para acompañarnos en esa falta de vuelo forzada que todos los humanos tuvimos. El virus creció y se hizo el rey de la ciudad, cultivando el miedo entre los ciudadanos, llevándose a los más mayores sin piedad y anulando el cariño y las sonrisas, convirtiendo a los más débiles en súbditos de ese miedo que paraliza y limita. 

Ahora la ciudad está triste, las tiendas están cerradas, los hoteles se encuentran sin luz y muchos ciudadanos se han convertido en robots gélidos que prefieren quedarse en casa, no ver a los suyos, no tocar, en definitiva, no dar. Todo con la bandera de la prevención, la cual debemos tenerla, claro está, pero en realidad, es el miedo quien nos domina. El miedo es el rey y la tristeza su reina, y nuestra Barcelona cada día está más gris. Personalmente, me siento desorientada, no me gusta esta ciudad ni quienes se han adueñado de nosotros. Sin poder huir bien lejos de esta realidad, porque no se nos permite viajar a ningún sitio, mi vía de escape ha vuelto a ser los libros, porque me hacen creer en la magia, en que siempre hay caminos intermedios donde nada es blanco o negro, que pueden existir grises y que podemos cambiar aquello que no nos gusta.

Los héroes de la literatura nos ayudan a ver que nada es imposible, Me encantaría tener la barita mágica de Harry Potter para mejorar el mundo en un minuto, o ser como Alicia, la protagonista del libro de Lewis Carroll, una niña cortés, educada, bien vestida… en definitiva, la niña perfecta de la Inglaterra victoriana. Pero su curiosidad y su escepticismo hace que las figuras de autoridad la lleven a recorrer mundos mágicos plagados de, como indica el propio título del libro, maravillas.  También me gustaría ser como el aviador que quiere volver a pensar como un niño o como la rosa que desafía a los tigres, en una obra como El Principito donde cada frase es un aprendizaje y que lo más importante es hoy y no lo que pasará mañana. En cada libro encontramos nuestro héroe que seguro que nos aconsejaría para combatir este momento tan duro que nadie hubiéramos pensado vivir. Por eso la ficción es uno de los mejores recursos para evadirnos de una realidad que a día de hoy me cuesta aceptar. En la agencia hemos tenido novelas como EL BRINDIS DE MARGARITA de Ana Alcolea o LA MAESTRA DE SOCARTES de Laura Mas, con heroínas femeninas que tampoco vivieron momentos fáciles, pero lograron luchar y superarlos. Mientras Margarita recorre los vacíos personales que le han dejado las muertes de su familia y aprende a vivir en una España en plena transición, Diotima abrirá el camino a Sócrates, demostrando su valía como filosofa y salvando a Atenas de la peste. Dos ejemplos de mujeres que supieron superar sus situaciones y seguir adelante.

Otro de los ejemplos de superación que hemos tenido este año en la Agencia ha sido la protagonista de UNA BALA CON MI NOMBRE de Susana Rodríguez, Zoe Bennett, a quien se le despedaza la tranquilidad de su vida para convertirse en un peligroso torbellino de codicia y violencia donde no podrá confiar en nada ni en nadie y que despertará en ella algunos instintos y una fuerza de voluntad desconocida hasta entonces.

Y finalmente me gustaría recomendar una novela para todos aquellos que echamos de menos esa Barcelona activa que ahora ha quedado dormida. Jordi Solé, con su novela EL TIGRE Y LA DUQUESA la tiñe de intriga, acción y peligro para que podamos recorrer sus calles con adrenalina desde nuestra casa e intentemos resolver en sus páginas un crimen producido en nuestra ciudad por una banda real, Los Pink Panters.

Será una Navidad diferente, y eso no se puede cambiar, pero si elegimos un libro como compañero en esta época tan extraña, estoy segura de que nos hará de faro para conseguir ver un horizonte mejor.

Feliz Extraña Navidad y que en el 2021 podamos volver a tener una normalidad normal, y así seguir compartiendo las mejores historias a través de los libros.

Siguiendo con mi último blog y teniendo en cuenta que no quiero ser Mr Scrooge, estoy intentando recuperar la ilusión de esta Navidad diferente, y una de las maneras que he encontrado para poder hacerlo es pensar en la ilusión de los más pequeños. Ellos todavía ven el mundo a través de unos ojos, en los que podemos, no ocultar sino maquillarles la realidad, y por lo tanto no han perdido las ganas de sonreír, a pesar de las mascarillas, las ganas de abrazar o besar a los seres queridos, y la ilusión de la Navidad y los Reyes Magos. Ellos me han despertado, de nuevo, esas ganas de vivir esta Navidad 2020 de la mejor manera que se pueda, pero manteniendo viva la ilusión de poder estar todos, aunque separados y no podamos celebrándolo como siempre, pero sabiendo que esto pasará y que recuperaremos la tradición de siempre. Esto es un paréntesis en nuestras vidas que debe servirnos para apreciar lo que tenemos, cuando lo tenemos, porque ahora que nos falta sabemos porque lo echamos de menos y esto es lo que nos debe hacer reflexionar.

Así que hoy las recomendaciones son para los pequeños, y no tan pequeños de la casa, porque un libro no deja de ser uno de los mejores regalos que se pueden hacer, y más este 2020 que reinventarse o iniciar aventuras en mundos fantásticos son de las mejores cosas que nos pueden suceder.

Para compartir con los peques de la casa hay tres libros en la agencia que me fascinan y estos son: LA VUELTA AL AÑO EN 365 CUENTOS de Gabriel García del Oro y Puri Hernández, CUENTOS PARA NIÑOS FELICES de Francesc Miralles y Álex Rovira y SERES FANTÁSTICOS de Ana Alcolea. Los tres son para que padres o abuelos compartan con los más pequeños las historias en esos momentos especiales del día, como, por ejemplo, antes de ir a la cama o esa tarde de domingo que nos quedamos en casa. Momentos ideales para relajarse, adentrarse en una aventura y hablar, expresarnos. Conversar con los peques nos hace grandes, y a veces no dedicamos tiempo a hacerlo porque creemos que, si alguien de la casa necesita hablar, ya vendrá a pedir la palabra, y eso cuesta. Es necesario el diálogo para saber lo que cada uno siente o necesita y estas lecturas son la excusa perfecta. Historias cercanas y fantásticas que nos ayudarán a potenciar este vínculo, que tanto nos cuesta, a algunos, y que es tan necesario para todos.

Para los medianos de la casa: Esta franja de edad complicada, a los que quizás les gustan más las pantallas que los libros, pero que cuando se enganchan una serie que les gusta, son muy fieles a la misma, porque todavía no tienen el Ipad o el móvil todo el día al alcance. Es el momento ideal para que no dejen la lectura. Para ellos recomendamos LA PUERTA DE LOS TRES CERROJOS, que nos adentra en el mundo de la física cuántica, la cual ya hemos comprobado que es una ciencia que les encanta, se sienten atraídos por lo que parece inexplicable y que con estas aventuras Sonia Fernández-Vidal les da sentido.  Las trilogías de Rick Riordan, un éxito en ventas, que nos trasladan a la mitología y sus mundos. PERCY JACKSON, ya un clásico, o LOS HEROES DEL OLIMPO son una apuesta segura para los amantes del fantasy y SPLENDIDA de Sacha Azcona, que con gran maestría nos invita a la aventura fantástica de su protagonista y donde descubrimos el por qué a los niños no les gustan las verduras.

Para los ya adolescentes: LOS CINCO CONTINENTES DEL AMOR, una historia de amor diferente, divertida y actual que tiene mucho gancho, con dos autores top detrás, Francesc Miralles y Javier Ruescas. Descubre que tipo de amantes eres junto la protagonista de esta novela que de la mano de un atlas del amor te explicará la importancia de amar y ser amado.

Para todos los públicos: UN HIJO y UN SECRETO de Alejandro Palomas. Dos obras maravillosas que gustan tanto a los jóvenes como a los mayores. El mundo de Guille es tan real como mágico, y por esta razón Palomas ha sabido enganchar a dos públicos tratando temas duros a través de los ojos de un niño muy especial que no pierde la ilusión a pesar de todo. Así que a los que, como yo, esta Navidad diferente les resulte difícil de digerir, los animo a que piensen en la ilusión de los demás, pequeños o mayores, y estoy segura de que así recuperaremos una parte de ese espíritu navideño que nos arrebata una realidad triste, pero que no podemos cambiar, sólo podemos aceptarla y pensar que todo saldrá bien e irá mejor.

Ya se han iluminado las calles con las luces de Navidad. El pasado fin de semana había de ser un fin de semana de compras, de aprovechar las ofertas del Black Friday, es decir, el inicio de la campaña navideña, la cual va a ser diferente, lo queramos o no. Salí a intentar impregnarme de ese espíritu que todos los años me anima, me cosquillea el estómago y me hace sentir feliz, pero no lo conseguí. Andando por las calles iluminadas, con gente sin sonrisa, no era capaz de sentir el espíritu de la Navidad. Esas luces que siempre me animaban, ahora se veían en blanco y negro, como si me fuera imposible salir de un bucle lleno de niebla en el que llevo anclada desde el 13 de marzo, intentando sacar la cabeza de vez en cuando. ¿Me había convertido de repente en Mr. Scrooge? El Cuento de Navidad de Dickens siempre ha sido uno de mis favoritos, y nunca podía entender que a alguien no le gustara la Navidad, y ayudar a los demás, regalar y compartir. Sin embargo, este 2020 está siendo un año duro para el mundo entero, un año que nos hace luchar para estar vivos, en todos los sentidos, primero para no caer enfermos, y segundo para que no se nos muera el alma y el corazón. Me da la sensación de que no hay tiempo para pensar en la felicidad y que estamos sobreviviendo, no viviendo.
 
A mí lo que más me cuesta es mantener el corazón palpitando por emociones que no puedo expresar y el alma activa para que no se convierta en un alma gris como la de Mr. Scooge, pero en otro sentido, dado que él era un avaro egoísta, a quien los fantasmas del pasado, presente y futuro le abrieron los ojos para que tuviera la oportunidad de cambiar, pero este virus maldito, que lucha para arrebatarnos las emociones,  me está dejando sin aliento y sin ganas, convirtiéndome en una persona que no reconozco, más triste, y aunque vengan los fantasmas a rescatarme para intentar hacerme entender que lo más importante es el presente, que lo pasado ya ha pasado y que el futuro es incierto e incontrolable, esa falta de sentimiento, de acercamiento y de cariño con los demás, me está pasando factura. Ahora sé que mis vitaminas para afrontar el mundo con alegría son el amor, el cariño, y el poder expresarlo a quien más quiero. Por esta razón, en este blog os voy a recomendar los libros que me han ayudado y que me están ayudando en esos momentos donde la vida se ha convertido en una película en blanco y negro.
 
LA LIBERTAD INTEIROR de Gaspar Hernández y LA SIETE LLAVES de Álex Rovira y Fernando Trias de Bes, que tratan un mismo tema desde diferentes primas, LA LIBERTAD. Gaspar nos explica cómo encontrar LA LIBERTAD INTERIOR y que sólo así podremos ser felices, y Àlex nos explica los siete pasos importantes para conseguir la libertad vital, que no deja ser el mismo concepto, y por esta razón subrayo la importancia de saber que es la Libertad interior o Vital y cómo conseguirla.
 
WABISABI PARA LA VIDA COTIDIANA de Nobuo Suzuki es otro de los libros que me ha hecho reflexionar, porque saber que hay una cultura sabia, como la japonesa, que avala la belleza de lo imperfecto, me anima a superar que sentirme tantas veces imperfecta tiene sentido.
 
TIME MINDFULNESS y MONEY MINDFULNESS de Cristina Benito, son dos libros que me han cambiado la visión sobre cómo enfocar el tema del dinero, que ahora más que nunca, es uno de los temas que preocupa a más de uno, y el del tiempo, que pasa como si nada, y aunque tengamos clara la teoría de que lo urgente no debe pasar por delante de lo importante, aplicarlo es otro cantar. Dos libros cortos pero intensos que te ayudan con dos temas vitales hoy y siempre.
 
RECONECTA CON TU CUERPO de Anna Sólyom ha sido una guía imprescindible para entender las llamadas de mi cuerpo y cómo encontrar sentido a esos avisos para poder actuar acorde a mis emociones y hacer lo que mi cuerpo necesita para sentirme mejor.
 
Y el último libro que os recomendaría, si sois de los pocos que todavía no lo habéis leído, es nuestro bestseller internacional, ya convertido en un clásico, que es IKIGAI, de Francesc Miralles y Héctor García, porque encontrar el verdadero sentido a esta vida hoy es más importante que nunca, ya que la mayoría de las veces que nos levantamos, y aun más en esta situación actual muchos nos preguntamos ¿para qué? Encontrar un motivo por el que levantarse cada mañana ya es suficiente para querer seguir el camino de la vida, aunque haya varias piedras que sortear en el camino.